lunes, 19 de enero de 2009

Esperanza


Una mañana cualquiera, sin ganas de nada, echado sobre el césped de Caña Hueca. En esos días en que estás tan deprimido que empiezas a confrontar a los grandes: Kant, Marx, Platón, Sócrates, etcétera, con tus pequeñas guerrillas internas. Casi me quedaba dormido cuando el azar me golpeó en forma de pelota. Si estás adormilado, con problemas existenciales y recibes un golpe en pleno rostro, ¿qué harías? Yo me levante echando madres y babeante de coraje. Entonces apareció ella, con su timbre de niña buena, diciendo: “Usted perdone, lo que pasa es que tenemos demasiada energía.” ¿Cómo negarle algo a aquélla criatura divina? La perdone en el acto y no sólo eso, sino que me ofrecí a recoger el balón, siempre que el ímpetu lo llevara lejos de ellas.

Así conocí a una mujer, bueno a dos, pero la otra no forma parte de esta historia.

Ella tenía un buen empleo. El mío no era tan bueno, pero suficiente para irla pasando. Nos dijimos todo, estacionados en el Café Avenida. Después la amistad evolucionó en algo que se tornó amor y el amor nos llevó a encerrarnos horas enteras en cualquier motel, teníamos sexo desenfrenado, recorrimos los caminos que los amantes exploran, después leíamos: temas de política local, nacional, literatura y hasta nos dábamos tiempo para criticar los escritos de un poeta amigo mío, compañero de trabajo.

Nunca fui tan feliz, pero la felicidad está condenada a ser efímera, que se marchó desde el momento en que ella perdió el “buen empleo”. Empezó a mostrar su peor cara, nos reuníamos sí, pero ya no hacíamos el amor, nos limitamos a leer algunos diarios.

Y como las desgracias nunca vienen solas, me llegó a mí también el desempleo. Como dos desempleados que éramos, tuvimos que acudir a la biblioteca pública para leer algo, casi no hablamos. Y cuando creía que el fin se acercaba, ella, después de un silencio muy prolongado, dijo:

-Mira no todo está perdido, cayó el Muro de Berlín, las cosas mejorarán…


Eran finales de los ochenta, exactamente un 10 de noviembre de 1989. Las cosas no mejoraron, yo me casé con otra persona y ella se fue a Australia en busca de trabajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, creo que eso pasa cuando encuentras al primer amor de tu vida, pero de algo estoy segura, todo pasa por que "es mejor asi", aunque eso implique que toda la vida te duela esa herida;)