lunes, 6 de agosto de 2007

Mañana Gris

Los días aciagos llegaron sin avisar y eso es difícil de sortear. Te fuiste sin avisar y no estaba preparado para deshacerme de todo tus recuerdos. Aún tus ojos me miran. El corazón late aprisa cuando cree encontrarte en otro rostro, en otro cuerpo. Y me pregunto por qué te fuiste así de improviso cuando las cosas parecían marchar bien y el aire me responde tantas cosas que no entiendo.

La lluvia cae torrencialmente como si el cielo se hiciera cómplice mío llorando a mi lado y mis lagrimas se pierden entre el agua que cae esta mañana.

Sé muy bien que nunca volverás, tú eres así; definitiva. Por eso no utilizo el recurso de llamarte, buscarte, no. Nunca me perdonarás, lo tengo muy claro.

Solo le pido al cielo que me devuelva la vida que me robaste o que se la lleve definitivamente.

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